Y nunca mejor dicho, ya tienen un dominio asombroso de su propio nombre, de las letras que lo componen, de sus grafías y de los nombres de los demás compañeros.
Es alucinante como sin saber leer son capaces de reconocer veintitantos nombres escritos. A mi me sigue emocionando cada vez que tengo el curso de tres años.
Hemos jugado a formar nuestro nombre, contar sílabas, contar letras, buscar cada letra, ordenar las letras del nombre de cada uno....ufff. En este caso os dejo con el equipo amarillo.
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